Los pueblos negros de Guadalajara tienen su puerta de entrada en Tamajón, pueblo donde nos alojamos ( En la foto: La Casona de Tamaya) y que aunque no pertenece a la ruta si es muy estratégico para desplazarse a los demás lugares.
En Tamajón merece la pena conocer la Iglesia de la Asunción. Su origen es románico, del siglo XIII, aunque fue reformada en el siglo XVI siguiendo un estilo renacentista. Como está situada en un montículo es muy fotogénica y sobresale su galería porticada.
Quedan en Tamajón otros vestigios de su época de mayor esplendor en el siglo XVI y XVII como es la Casa Palacio de los Mendoza y la Plaza
El paisaje cercano a Tamajón ya es digno de admirar. Saliendo hacia el norte se divisa la Sierra de Ayllon y muy cerca descubrimos el paraje singular de la Ciudad Encantada de Tamajón, un capricho de la naturaleza de formaciones rocosas calcáreas
Aprovechando que todavía quedaba un poquito de tarde decidimos ir al pueblo abandonado de Sacedoncillo que se anunciaba en Tamajón como "el pueblo fantasma".
Además de que nos costó encontrar el camino para llegar, nos encontramos que deambular entre sus calles se hacía complicado debido a la abundante vegetación y que solo quedan algunos muros de las construcciones derruidas.
Como se informaba en un panel, este pueblo no quedó vacío debido al éxodo de sus habitantes a la ciudad, como ha ocurrido con otros muchos lugares de la zona, sino que fueron desalojados durante la Guerra Civil ya que el pueblo quedo en la línea de frente. El ejército estableció aquí un cuartel y campo de prácticas, por eso muchos de los edificios quedaron destruidos.
Aprovechando que todavía no hacía mucho calor hicimos la ruta hasta la Chorrera de Despeñalagua, por un bonito camino con unas vistas espectaculares del Ocejón y otras montañas circundantes y acompañados del agua en muchos tramos hasta llegar a la chorrera.
Después nos dedicamos a disfrutar de la bonita arquitectura de Valverde de los Arroyos y de otros pueblos cercanos como son Palancares y Almiruete.
Es en estos pueblos donde observamos que ya estamos en la ruta de los pueblos negros. Las cubiertas y la mampostería de los muros están realizadas a base de lajas de pizarra extraídas de las canteras próximas; utilizándose las más gruesas para la construcción de los muros y las más finas y de mayor tamaño para las cubiertas, solapándose unas con otras gracias al empleo de adobe (mortero de barro y paja). Estas piedras de pìzarra hace que todo el conjunto arquitectónico tenga un color oscuro, casi negro, en ocasiones salpicado de tonos ocres y rojizos.
Valverde de los Arroyos es el más grande y más atractivo. La plaza está presidida por la iglesia de San Idelfonso y una bonita fuente.
Valverde de los Arroyos es el más grande y más atractivo. La plaza está presidida por la iglesia de San Idelfonso y una bonita fuente.
En Palancares nos gustó esta calle, llamada calle Mayor.
De Almiruete destacamos la iglesia de origen románico aunque fue ampliada en el siglo XV con unas naves laterales
La espadaña triangular dispone de huecos para campanas y uno superior, pequeño, para campanil.
Esa misma tarde nos dio tiempo a ver otros dos pueblos situados en la ruta hacia Majalrrayo que nos parecieron incluso más auténticos en cuanto a arquitectura negra: El Espinar y Campillejo.
En el Espinar las casas están muy bien conservadas aunque en otras se note el abandono.
Al leer sobre la urbanización de estos pueblos constatas las apreciaciones que nosotros tuvimos y es que las calles son el resultado de una colocación utilitarista, muy aleatoria. Viviendas que los lugareños han ido construyendo según sus necesidades y que casi siempre complementaban con construcciones anejas.
Se conserva también el antiguo lavadero
pero la iglesia está en estado ruinoso
Pero antes de Majaelrayo hicimos otra ruta de senderismo hasta la Cascada del Aljibe y visitamos Roblelacasa y Campillo de ranas.
La ruta de la Cascada del aljibe que hicimos parte del pueblo de Roblelacasa. Son unos 7 km ( ida y vuelta) por un sendero cómodo, a la ida en descenso y vuelta, claro está, en ascenso
El paraje es sorprendente. Las vistas de los dos saltos de agua (el primero , de entre tres y cuatro metros y el segundo de entre siete y ocho metros) y las piletas que forman son espectaculares desde el lado contrario por el que llegamos, cruzando el puente sobre el arroyo.
Después de la caminata dedicamos un rato a ver el pueblo de Roblelacasa. Observamos que están restaurando algunas casas porque estos pueblos se han convertido en pueblos residenciales para los fines de semana. La iglesia sin embargo está en ruinas.
En esta población destaca por su porte más elevado que otras iglesias de la zona la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, que además combina la piedra de pizarra negra con la piedra blanca de caliza.
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