sábado, 14 de diciembre de 2019

GUADALAJARA

Guadalajara es la ciudad donde nació y vivió mi madre hasta su juventud por lo que para mi es un lugar especial y lleno de emotividad porque me trae a la mente muchos recuerdos y anécdotas de mi madre.

Aunque está situada muy cerca de Madrid para mi era desconocida hasta este viaje.

Guadalajara es una ciudad muy recomendable para pasar un día pues conserva algunos vestigios de su pasado musulmán, tiene interesantes museos y monumentos que merece la pena descubrir.

El principal templo de Guadalajara es la Concatedral de Santa María, un edificio mudéjar del siglo XIV que se construyó sobre una mezquita y que está porticado.

En la misma calle se encuentra el convento de San José, un convento de clausura, sobrio y funcional,  levantado en 1625 en el que destaca la portada barroca de su iglesia.


Uno de los lugares que merece la pena visitar es el Palacio de los Mendoza y su aledaña iglesia de la Piedad. 
El palacio fue construido en torno a 1510 y la iglesia en el 1525.
La portada del palacio fue concebida como un arco de triunfo, y todo el conjunto es de estilo renacentista.


A la izquierda está la portada plateresca de la iglesia, coronada por una escena de la Piedad.

 

En el interior del palacio vemos uno de los mejores ejemplos de la arquitectura renacentista del Castilla.










De planta cuadrada, en cada lado aparecen seis columnas de liso fuste y capiteles que cargan zapatas de madera labrada y sobre las que corre una doble cornisa. El segundo piso consta del mismo número de columnas y entre una y otra columna corre un antepecho calado, asemejando un panal de piedra tallada.




La parte baja de los muros del patio y de la escalera se cubren con un azulejos sevillanos del siglo XIX.

Otro interesante palacio es el Palacio de la Cotilla, del siglo XVII.
A finales del siglo XIX los marqueses de Villamejor dieron a su palacio un toque oriental y decoraron las paredes con papel de arroz pintado a mano. Esta estancia estaba concebida para representaciones teatrales y conciertos musicales, dotada de un escenario flanqueado por columnas.




El monumento más emblemático y representativo de Guadalajara es el Palacio del Infantado. Si consultamos su historia nos dicen que puede resumirse en cuatro momentos. Su construcción, iniciada en 1480 y concluida a finales del siglo XV; su reforma, entre 1570 7 1580, que introdujo los elementos renacentistas; su ruina a causa de un bombardeo e incendio durante la guerra civil, y finalmente su restauración en los años sesenta.


La fachada es gótica, de estilo isabelino, a excepción de la parte superior, repleta de ventanales renacentistas. Toda la fachada está cubierta de cabezas de clavos de piedra o puntas de diamante, de influencia mudéjar.
La puerta principal de entrada al edificio está flanqueada por dos gruesas columnas cilíndricas y sobre ella se encuentra el escudo de los Mendoza.








El patio interior del palacio, denominado patio de los Leones, es rectangular y de una belleza exquisita. Se compone de dos galerías, formadas por arcos rebajados de tres centros: en la inferior, predomina el motivo compuesto por los leones enfrentados; en la superior, el de los grifos alados (animales mitológicos), enfrentados y encadenados. La galería baja, inicialmente, estaba sostenida por columnas helicoidales, como las del piso alto. En 1571, esas columnas fueron sustituidas por las actuales, de estilo dórico, al mismo tiempo que se levantaba más de un metro todo el suelo del patio.


 


 





En la plaza de Santo Domingo, donde desemboca la calle Mayor, está la iglesia de San Ginés, que antaño fue la iglesia del desaparecido convento de Santo Domingo de la Cruz. 
Su construcción comenzó en 1561 y nos llamó la atención por su gran fachada de piedra. La portada queda enmarcada por dos grandes contrafuertes, que se prolongan en espadañas. Sobre el rosetón central figura el escudo de la orden de Santo Domingo.


Caminando por la calle Mayor vimos la iglesia de San Nicolás, edificio de estilo barroco con fachada de ladrillo. la portada está realizada en piedra de Tamajón y la compone un arco de medio punto flanqueado por un par de columnas con capiteles corintios.


 

En la plaza Mayor de Guadalajara se encuentra el Ayuntamiento que tiene un campanario de hierro forjado. Se conservan algunos edificios con soportales.




Muy cerca de la Plaza Mayor se llega a la plaza del Concejo. Allí perviven las ruinas de la vieja iglesia de San Gil. Tan sólo queda el ábside mudéjar del siglo XIII.


Enfrente del Palacio de los Mendoza y el convento de la Piedad se encuentra la Iglesia de Santiago, un edificio del siglo XIV. Muy sencilla en su exterior pero muy esbelta y bonita en su interior.
Su estilo es gótico y mudéjar, con tres naves separadas por arcos apuntados.
Fue la iglesia del antiguo convento de Santa Clara. 


Muy cerca del palacio del Infantado vimos la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, un templo de estilo renacentista que formaba parte del Convento y colegio de Doncellas de Nuestra Señora del Remedio, que regentaron las monjas jerónimas. Me llamó la atención el letrero que reza como escuela de magisterio y es que en la actualidad es el aula magna.
Su atrio de grandes arcos y la portada renacentistas ofrecen una bella imagen. 






Otra lugar al que merece la pena acercarse es al Panteón de la condesa de la Vega. La construcción posee una cúpula realizada con cerámica vidriada y tiene una mezcla de estilos italianos y bizantinos.

 


No podíamos irnos de Guadalajara sin ir al Fuerte de San Francisco pues allí es donde vivió mi madre. El Fuerte, antes de que fuera ocupado por el Ejército en el siglo XIX, fue Convento de San Francisco, fundado en el siglo XIV y favorito de los Mendoza. Durante muchos años ha sido sede del TYCE (Taller y Centro Electrotécnico de Ingenieros del Ejército)
Se encuentra coronando un pequeño cerro y tiene anexa una iglesia del siglo XVII.



Las antiguas viviendas, naves y talleres están muy abandonados