Nuestra situación geográfica en La Mancha nos permite también estar en la costa levantina en 2 horas, hecho que anima a programar un viaje aunque se cuente con pocos días. Esta era nuestra situación, pero les hemos sacado partido y por si a alguien le pueden servir nuestra sugerencias para una escapada rápida dejamos esta entrada en nuestro blog.
El lugar de alojamiento ha sido Santa Pola, un pueblo alicantino con 13 Km de costa y unas salinas en las que se pueden avistar un montón de aves, actividad que nos gusta mucho.
En el mismo Santa Pola existe un Museo de la Sal, con un centro de interpretación, donde nos orientaron para poder hacer un recorrido por el Parque Natural de las Salinas. Hicimos el itinerario por El Pinet siguiendo el sendero entre dunas y saladares y contemplando la rica avifauna y la curiosa vegetación de las dunas.
La visita a Tabarca es imprescindible si estás en Santa Pola. Cada hora, desde el puerto , salen barco-taxis a la isla.
El recorrido perimetral de Tabarca no lleva mucho tiempo pues la isla no tiene más de 2 Km de longitud y 500 metros de ancha. A través de los senderos marcados puedes ir contemplando las transparentes aguas que la rodean, llegar a la Torre de San José y al faro y volver al pueblo para callejear y recorrer la muralla.
La visita a Alicante fue muy rápida y solo podemos ofrecer algunos "retazos" de lo que la ciudad es. Sin duda es de destacar el castillo de Santa Bárbara y las vistas que desde él se pueden contemplar.
Nosotros subimos en el ascensor ya que contábamos con poco tiempo pero sin duda la mejor opción es subir por la escaleras y recorrer el barrio de Santa Cruz.
Dar un paseo por la Explanada,con sus famosas baldosas simulando las ondas del mar, o por el parque de Canalejas con sus enormes ficus, es lo más característico de Alicante.
Nosotros subimos en el ascensor ya que contábamos con poco tiempo pero sin duda la mejor opción es subir por la escaleras y recorrer el barrio de Santa Cruz.
Dar un paseo por la Explanada,con sus famosas baldosas simulando las ondas del mar, o por el parque de Canalejas con sus enormes ficus, es lo más característico de Alicante.