Cuando encontramos una Comunidad uniprovincial como el Principado de Asturias parece que visitarlo va a ser fácil, pero no es así. Hemos visitado dos veces Asturias y nos quedan un montón de alternativas más para seguir descubriéndola. En este primer viaje hicimos un pequeño recorrido por parte de su costa, y nos adentramos en el interior para conocer los Lagos de Covadonga y Cangas de Onís.
LA ISLA ( COLUNGA)
En nuestra primera parada pasamos unos días en el concejo de Colunga, concretamente en La Isla, situada a orillas del Cantábrico que cuenta con una hermosa playa en forma de concha. La playa toma su nombre de un islote al que se accede en bajamar a través de un tómbolo.
En la zona destaca un tramo de acantilados de entre 50 y 75 metros de altura con un gran valor natural y que son una delicia para pasearlos.
LASTRES
Una ruta de senderismo para tener unas bonitas vistas de esta zona es ir desde La Isla a Lastres. En esta ruta vimos algún pueblito con sus típicos hórreos como es el caso de Huerres. Dedicamos todo el día pues es un recorrido ameno que combina la tranquilidad del mar y la sierra.
Fuimos siguiendo el acantilado por un camino costero, después de llegar a Hüarres ascendimos por una pista forestal y volvimos a descender hasta la Playa de la Griega y desde esta a Lastres.
Lastres está encajonado entre el mar y la montaña y es un pueblo que se distingue por su actividad pesquera como se comprueba en el puerto.
Desde el mirador de San Roque hay una excelente vista panorámica.
Su casco antiguo es singular, con calles empedradas, casas blasonadas y una iglesia con dos pórticos laterales y de estilo neoclasico y barroco, la Iglesia de Santa María de Sábada.
RIBADESELLA
Otro día fuimos a Ribadesella. El entorno natural es muy bonito y es uno de esos pueblos que llaman con encanto porque tiene un interesante casco histórico pero también rincones para disfrutar de la naturaleza: el río, las playas, los acantilados,...
En el casco urbano hay auténticas joyas arquitectónicas: palacios, casas con balcones voladizos, áticos y galerías acristaladas,...
En el paseo por el muelle, llamado Princesa Leticia, se disfruta de las típicas imágenes que ofrece un pueblo marinero: veleros atracados, piragüistas, pescadores de caña,...
En Ribadesella hay que asomarse a la ría, y disfrutar del caudaloso deambular del río Sella hacia la mar.
Al otro lado de la ría, tras cruzar el puente, se llega a la playa de Santa Marina a la que se asoman impresionantes palacios y casas indianas.
Tiene su origen en el año 1907, cuando la marquesa de Argüelles puso en marcha una singular urbanización.
Desde la Punta del arenal, donde la ría del Sella traza su última curva antes de llegar al mar, hasta la Punta el Pozu, se disfruta de un bonito paseo marítimo.
Por el Paseo de la Grúa o por el Paseo del Muelle, se llega al monte Corberu, un promontorio con espléndidas vistas donde se encuentra la ermita de la Virgen de Guía, que data del siglo XVI y es la patrona de los marineros de Ribadesella.
Si descendemos desde la capilla por una camino que discurre por el monte Corberu nos adentramos en una zona de calas de piedra con pozas naturales y acantilados.
TAZONES Y CUDILLERO
El cuarto día de nuestra estancia por Asturias lo dedicamos a conocer otros pueblos marineros con mucho atractivo como son Tazones y Cudillero.
Tazones es una aldea peculiar, muy colorista, con calles empedradas que parece que van a caer al mar. Su puerto fue lo primero que conoció Carlos V en su primer viaje a la península.
Después de pasar la mañana en Tazones fuimos a comer a Cudillero, una hora de viaje para llegar pero que mereció la pena.
Cudillero es un pintoresco pueblo marinero, declarado Conjunto Histórico Artístico, en el que las casas cuelgan de la montaña luciendo también alegres colores. Por su peculiar orografía, Cudillero tiene vistas espectaculares desde el faro.
En la villa se distinguen dos culturas claramente diferenciadas: por un lado los pixuetos que son los pescadores y habitantes de la parte baja del pueblo, donde las casas cuelgan de la ladera de la montaña. Por otro lado están los caízos, que son los que viven en la calle principal que da acceso al pueblo, es la zona de los oficios y donde tradicionalmente se ubican los comerciantes.
CANGAS DE ONÍS Y COVADONGA
El quinto día cambiamos de ubicación y nos dirigimos hacia Cangas de Onís. Dedicamos dos días para conocer Cangas de Onís, Covadonga, y pasar un día en los Lagos de Covadonga.
En primer lugar, Cavadonga. La " Cova Dominica" o "Cueva de la Señora" es un lugar especial no solo por ser un lugar de culto y peregrinación sino por su maravillosa ubicación.
En este agreste paisaje de los Picos de Europa va a encontrar protección un núcleo de resistencia contra los musulmanes bajo el liderazgo de Pelayo.
Justo debajo de la gruta, hay otra cavidad por la que, en época de lluvias o deshielo, se desparrama el famoso chorrón del río Mestas, una espontánea cascada que cae en el "pozón" y luego sigue su curso.
En el cerro del Cueto se construyó la Basílica, de estilo neorrománico.
El monumento al Rey Pelayo se sitúa en la plaza de la Basílica, de cara a La Cueva de La Santina, "señalando" a la Virgen que le dio protección en la "Batalla de Covadonga".Desde la Basílica hay también unas hermosas vistas de la cueva y su entorno natural.
Esa misma tarde dedicamos un tiempo a descubrir los alrededores del hotel rural en el que nos alojamos, situado en la carretera de Cangas a Covadonga.
Al día siguiente madrugamos para ir a los Lagos de Covadonga en autobús. Una joya de la naturaleza a 12 Km de Covadonga.
Una vez que llegamos al lugar donde deja el autobús recorrimos varios senderos alrededor de los lagos. Son senderos bastante transitables y las vistas de postal. Nosotros no parábamos de hacer fotografías porque el paisaje es precioso.
Este mismo día pasamos la tarde en Cangas de Onís, enclavado en el valle que forman los ríos Sella y su afluente el Güeña.
Uno de los símbolos más representativos de Cangas de Onís es su puente romano del que cuelga la Cruz de la Victoria.
Nuestro último día por la zona todavía nos regaló bonitos parajes.
A orillas del río Sella se encuentra el Monasterio benedictino de San Pedro de Villanueva, convertido en Parador Nacional. Es uno de los más antiguos de Asturias. Fue edificado originalmente a mediados del siglo VIII por orden de Alfonso I, tercer rey de Asturias, en conmemoración de su antecesor Favila, hijo de Don Pelayo. Junto a él se haya una iglesia románica del siglo XIII.
Y después dimos un paseo por el pueblo de Villanueva de Onís , situado también a orillas del Sella y que muestra bellos ejemplos de arquitectura tradicional y varios hórreos.