domingo, 27 de enero de 2013

ARANJUEZ



El Palacio Real de Aranjuez es una majestuosa residencia de la familia real española, ubicada en el Real Sitio y Villa de Aranjuez.

Felipe II, haciendo suyo un antiguo proyecto de su padre, el Emperador Carlos, ordenó en el año 1561 la sustitución de la vieja residencia maestral de Aranjuez por un nuevo edificio que es el antecedente del actual Palacio Real

Cuando Felipe II muere, en 1598, la construcción presenta acabada la llamada torre sur, ocupada por la capilla, y una gran parte de las fachadas de mediodía y poniente.

Hasta el reinado de Felipe V permanecen prácticamente abandonadas las obras del nuevo Palacio Real de Aranjuez.

Las obras se reinician en el año 1715 y se levanta la torre norte, de idénticas características a la construida por Minjares, y se completa la fachada oeste, construyéndose también toda la estructura que conforma el actual cuerpo del Palacio.

Destruido el edificio por un incendio, Fernando VI encarga su reconstrucción a Santiago Bonavía  quien incluye en la restauración de la fachada principal algunos cambios, como los arcos sustentadores de la terraza del primer piso y la adición del frontis sobre el que descansan las estatuas de los reyes Felipe II, Felipe V y Fernando VI. 

En época de Carlos III se amplía el Palacio Real de Aranjuez, siendo Francisco Sabatini el autor de las alas de poniente, que limitan lateralmente la soberbia Plaza de Armas.

El Palacio Real de Aranjuez se caracteriza exteriormente por sus colores blanco, de la piedra de Colmenar, utilizada en su construcción, y rojo, de los ladrillos empleados en sus paramentos.

El frente del edificio, excepto en su cuerpo central, presenta una sucesión de ventanas, en su piso inferior, y balcones, en el superior, que es rematado por una balaustrada.

  



Al noreste del Palacio se sitúa el Jardín del Príncipe, de 150 hectáreas, delimitado por el curso sinuoso del Tajo, y que sobresale por su riqueza botánica.
Su nombre se debe a Carlos IV, que lo mandó construir cuando todavía ostentaba el título de Príncipe de Asturias, conservando elementos anteriores, como la huerta de la Primavera y el embarcadero de Fernando VI.